Por Ariel Silva
Las empresas de valor también denominadas procíclicas son aquellas que muestran su sostenibilidad en sólidos fundamentos económicos (históricos y proyectados). En palabras de Warren Buffet “El precio es lo que pagas, el valor es lo que obtienes” Se trata de compañías históricamente sólidas, con larga trayectoria, que por alguna razón están cotizando por debajo de su valor intrínseco. Quienes buscan valor, en general están apuntando a aprovechar momentos de pánico de mercado, o cuando la industria está golpeada para sacar provecho de la “irracionalidad” de los jugadores y comprar valor a precios baratos.
Los inversores de valor analizan los balances y estados de resultados de las empresas, el comportamiento histórico de la demanda en contraste con los cambios de contextos y fundamentales. Este trabajo les proporciona información que les permite vislumbrar las variaciones y desajustes entre el precio de un activo y el valor de ese activo. Los inversores de valor como Michael Burry y Warren Buffet sostienen que hay un contexto de inflación estructural que requiere elevar las tasas de interés e implementar políticas de reducción de compra de instrumentos financieros en el mercado de valores para ajustar el precio a la baja de activos sobrevalorados.
Las empresas de innovación y crecimiento en el otro extremo, demandan de importantes flujos de inversión para el desarrollo tecnológico. Estas empresas en el corto plazo presentan estados de resultados negativos, son dependientes del crédito y de los estímulos públicos y privados; estímulos que proliferaron desde la crisis hipotecaria del 2008 y se pronunciaron con la pandemia COVID 19.
La vanguardia del conocimiento y disrupción tecnológica requiere de financiamiento creciente en el corto plazo; además de los créditos y estímulos, las empresas de innovación y crecimiento utilizan la participación de capital para financiar sus proyectos. Estas empresas basadas en las expectativas de ganancias futuras, en concordancia con contextos actuales ofrecen soluciones convincentes a inversionistas dispuestos a pagar cada vez más por sus acciones en los mercados de valores; entre las más significativas en esta línea encontramos a Tesla y SpaceX, con propuestas de movilidad autónoma, energías renovables, reducción de costos logísticos y transporte de personas al espacio y avances en tecnología satelital. Inversores e innovadores como Cathie Wood y Elon Musk piensan que la inflación es un fenómeno temporal y transitorio del mismo modo que la Reserva Federal de los Estados Unidos de América (FED)
Este antagonismo de posiciones se cristaliza en dos escenarios de inflación en los extremos y consecuentemente en dos escenarios de política monetaria mundial. Los inversores de empresas de valor, quienes aseguran la presencia de una inflación estructural de largo plazo, requieren reducir la cantidad de dinero, disminuir los estímulos y elevar las tasas de interés. Los beneficios de esta política es frenar la inflación, la redistribución de riquezas e ingresos que produce la inflación, evitar el aumento de los índices de pobreza y la concentración de riqueza, mantener el poder adquisitivo del dinero y premiar a los ahorristas entre otros virtuosos y valorados efectos. Por su parte, los inversores de innovación y crecimiento sostienen que los índices de inflación de corto plazo serán superados una vez se haya restablecido el nivel de actividad económica previo a la pandemia sanitaria en curso. Entre los beneficios de la innovación y avances tecnológicos se destacan el crecimiento de la productividad general del trabajo lo que reducirá el costo de producir bienes y prestar servicios.
En la economía real y los mercados se observa volatilidad e incertidumbre en la acción del precio de commodities y activos financieros; en parte porque aún persisten focos de la crisis sanitaria derivadas de variantes del virus (Delta, Lamnda, etc), en parte porque los procesos de inmunización y control de la pandemia dependen de las diversas situaciones financieras de los países. La persistencia de la crisis sanitaria es un contexto que favorece políticas de flexibilización cuantitativa, tipos de interés cercanos a cero o negativos, estímulos y déficit fiscales, crecimiento del endeudamiento, etc. Políticas favorables a los inversores de innovación y crecimiento.
En términos de cambio climático y matriz energética existe una disyuntiva adicional para los inversores de innovación – crecimiento y los gobiernos; en el corto y mediano plazo se requiere mantener el precio del petróleo en niveles por debajo de los USD 100, para lograr este objetivos los países productores de petróleo deben incrementar la producción mundial hasta que se produzca la transición energética. El incremento en la producción mundial de petróleo enciende la alarma del calentamiento global lo que devuelva a la decisión de mantener o reducir la producción de petróleo a costa de precios más altos e impulsos inflacionarios originados por el costo de la energía como se observan a los niveles actuales de producción de petróleo.
A la luz de las paralizaciones y encierros masivos, el escenario de inflación estructural con estancamiento económico “Estanflación” surge como una opción válida para muchos analistas; los cuales sostienen racionalmente que son necesarias políticas de retiros de subsidios e incentivos, aumentos de tasas de interés, incrementos de la presión fiscal, disminución de déficit gubernamentales, suspensión de plazos de gracia, entre otras acciones que socaban o postergan las iniciativas de innovación y crecimiento, creando oportunidades de inversión a los intermediarios temporales que tomen las decisiones adecuadas de compra venta.
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